Clases escolares obligatorias de empatía en Dinamarca como parte del plan de estudios oficial

Se ha demostrado que las clases de empatía los ayudan a fortalecer sus relaciones, a simpatizar con los problemas de los demás e incluso prevenir el acoso escolar; también permiten que cada niño sea escuchado, se sienta valorado y se convierta en parte de una comunidad.

Estilo de vida04 de marzo de 2020 Identidad Noticias

Hay lecciones que debemos dar y recibir porque son vitales para entender nuestra propia existencia y la de los demás, porque son vitales para convertirnos en individuos con los que se deba y se quiera contar.

Aunque las matemáticas, las ciencias, la física, la química o la historia son importantes para sentar unas bases educativas, hay materias que deberían ser de enseñanza obligatoria en la primaria y la secundaria para hacer que el mundo gire en la dirección correcta.

En tiempos en los que hay lacras tan destructivas como el bullying o los delitos sexuales, que han crecido de manera exponencial con el factor digital y virtual, es más importante que nunca enseñar (y aprender) a ponernos en la piel de los demás.

Y, aunque hay indicios de que hay un amplio número de jóvenes con las miras abiertas a la tolerancia, a la diversidad y a la comprensión, todavía queda mucho camino por recorrer en esa batalla que se libra contra el machaque diario que miles de personas sufren en sus colegios, institutos y lugares de trabajo.

Una sola palabra es la solución a casi todos los males que existen en el mundo, empatía.

Tener empatía es una habilidad aprendida que se adquiere escuchando y comprendiendo a los demás; es por eso que las escuelas danesas decidieron introducir clases obligatorias de empatía en 1993, como una forma de enseñar a los niños de 6 a 16 años a ser como se debe ser.

Durante una hora cada semana, los estudiantes están invitados a hablar sobre los problemas que han estado experimentando y, en ese tiempo, toda la clase trabaja en conjunto para encontrar una solución.

Esto enseña a los niños a respetar los sentimientos de los demás sin juzgarlos e incluso a sentirse identificados en otro.

Se ha demostrado que las clases de empatía los ayudan a fortalecer sus relaciones, a simpatizar con los problemas de los demás e incluso prevenir el acoso escolar; también permiten que cada niño sea escuchado, se sienta valorado y se convierta en parte de una comunidad.

Una sola palabra es la solución a casi todos los males que existen en el mundo, empatía.

 Si los niños crecen para convertirse en adultos seguros y emocionalmente inteligentes, tienen más probabilidades de criar niños más felices por lo tanto, se entiende que Dinamarca esté constantemente clasificada como uno de los lugares más felices para vivir.

Según el Informe Mundial de la Felicidad, publicado anualmente desde 2012, Dinamarca es el segundo país más feliz, después de Finlandia, llegando incluso a ocupar el primer lugar en 2016. 

Está claro que algo están haciendo bien y es algo tan sencillo como convivir poniéndose en el lugar de los demás, el único lugar que de verdad nos corresponde.

Fuente: Cultura Inquieta

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